lunes, diciembre 13, 2004

Yo hoy podrí­a contar muchas cosas.

Hoy podría contar muchas cosas, sobre todo de Ítalo Calvino (eminente escritor extraño), o sobre los amigos que tengo en Granada, especialmente uno, o sobre la sisha que me acabo de comprar y que espero con ansia volver a probar esta noche, o sobre la gente rara que inunda nuestro mundo.

Creo que eso es lo más interesante que puedo escribir hoy, a parte de un manual de usuario que debo hacer en mi trabajo, a parte de esto.

Os habéis dado cuenta de la cantidad de gente rara que hay? Y me refiero a los que parecen indigente (sin serlo) o colgados (siéndolo o no) o borrachos (más normal)? Pero lo curioso es que hay ciudades donde los “raros” abundan.

Por ejemplo, en mi ciudad natal (ciudad de segunda final con 350.000 almas sin cielo) apenas hay de esos, quizás más de 8 años de alcalde conservador elimina la esperanza de ser distinto.

Donde pazo, ya con 4.000.000 y pico de los mismas almas sin cielo, te encuentras al colgaos que te piden un euro, o te venden incesantemente pañuelos de papel, aunque te vean que no tienes nariz, ni cara.

Pero donde es impresonante, rozándo lo acojonante, es en Granada, capital de la provincia del mismo nombre, junto a la Sierra Nevada, donde puede hacer frío y calor a la vez, donde cuando pides para beber en un bar, terminas comiendo… y donde si vas fumando por la calle sabes que te van a pedir un cigarro, y si te ven liando un peta, te van pedir una china, y si a las 3 de la mañana no vas haciendo eses por la calle Elvira, estás fuera de lugar.

Es una ciudad donde los chorizos se curan muy bien, y donde el alimento base la shawarna (una especie de kebak), y donde si entras en un bar y no huele a la combustión de una hierba verde de efectos varios, parece que está vacio.

Pequeñas diferencias…es lo que tienen las ciudades.

No hay comentarios: