martes, diciembre 14, 2004

Ozú que eztrez!

La verdad es que es impresionante... llevo un día de locos, donde todo el mundo va corriendo.
Hay días que parece que no has hecho nada, como hoy, pero empiezas a sospechar que te has pegado una matada cuando te encuentras cansado, pero cansado de verdad, no con ese amodorramiento clásico de lunes, sino ese cansancio de "me acabo de sentar y me doy cuenta de que me duele todo".
Hoy es martes y me espera lo peor: ver Aquí no hay quien viva, cuando lo que realmente me apetece es tomarme una cervecita con panchitos y meterme en la cama, y si no es una cerveza un pedazo de copazo con ginebra que me mate todos microbios y todas las neuronas cabronas.
Hoy me he levantado cansado, con pocas ganas de currar, y es que al fin y al cabo lo peor que me ha pasado hoy (aunque empezó ayer) es que me he dado cuenta de que mi trabajo no me gusta, o al menos no me gusta tanto como trabajar toda la vida en ellos, y eso es reconocer que voy a perder una guerra antes de salir a la batalla.
Y es que el pasar 8 horas delante del ordenador no es el problema, si no el no tener trato con la gente, el no poder tomarme un pincho de tortilla con una caña, aunque sea con un cliente; el estar viviendo a base de café de máquina, rodeado de gente presionada, que hace horas extras aunque no haga falta, por el simple hecho de que "te miran van si te vas a las 6". Increíble, impresionante.
Con lo que me gusta a mí estar de paseo currando, sacando el portátil en los bares para terminar el informe, la propuesta....
Y sabes qué es lo que más echo de menos de mi cambio de vida? Que no me suene el móvil, qué cosas, no? Quizás es por que me hacía sentir importante, o al menos, necesario? Yo creo que me hacía sentir activo, que mi trabajo tenía resultados, que tenía consecuencias.
Y yo quejándome cuando llega la señora peruana de la limpieza con su uniforme gris y rojo, con 40 años, y super feliz (se la nota en la cara) mientras limpia entre papeles y ordenadores, entre chavales jóvenes con los cascos puestos, y algunos con corbata (como yo, hoy), pensando seguramente que "algún día mi hijo trabajará aquí: calentito, sentado, y con todo un futuro por delante" O quizás piensa que "a mi marido le van a dar por el culo en el Perú, por que desde que estoy aquí y tengo papeles, soy una mujer moderna y no tengo que aguantar a ese imbécil, y le mando dinero solo por los niños."
Qué injusta es la vida, no? O al menos desordenada.
Y eso que los comunistas quisieron ordenarla, pero no pudieron, no supieron, que es posible, no y punto.

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